La amenaza insospechada de las ‘apachetas’: Las pequeñas torres de piedras que hacen en senderos y playas

Los idílicos paisajes naturales se han llenado de una nueva "moda" viajera: los montículos de piedras apiladas. Conocidos como apachetas o cairns en otras culturas, estas estructuras, levantadas con aparente buena intención, esconden un lado oscuro y dañino para el medio ambiente. Lo que muchos consideran una ofrenda o una señal inofensiva, es en realidad un atentado contra la biodiversidad, amenazando especies e impactando ecosistemas sensibles.

La proliferación de montículos de piedras en parques nacionales, playas rocosas y senderos de montaña se ha disparado, impulsada en gran parte por la tendencia de compartirlos en redes sociales. Aunque a primera vista puedan parecer un gesto inocente o incluso una forma de "arte" integrado en el paisaje, la realidad científica es alarmante.

Un equipo internacional de investigadores, con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha alzado la voz de alarma: esta práctica, que se cree inspirada en ancestrales ritos de ofrenda a la Pachamama o a deidades locales, está causando estragos en la naturaleza.

El problema radica en que, aunque su origen ancestral en culturas como las andinas (donde las apachetas son sitios sagrados con profundo significado ritual y comunitario) sea respetable, su reproducción indiscriminada por parte de turistas carece de ese contexto y, lo que es peor, ignora sus graves consecuencias ambientales.

@flylords “Rock Cairns” ultimately effect macro invertebrates and other aquatic insects and species when being removed from the water with exposure to sunlight. When on the water, respectfully put the rocks back into the water.~ What do you think? Comment below.#flylords #flyfishing #rockcairns #respect #outdoors #wilderness #fish ♬ Requiem, KV 626 - 8. Lacrimosa - Mozart

Para el ojo no experto, mover una piedra puede parecer insignificante. Sin embargo, en la naturaleza, cada roca es un microhábitat. Las piedras aisladas crean condiciones únicas de temperatura y humedad, esenciales para la supervivencia de un sinfín de especies. Insectos, caracoles, arañas y hasta lagartijas endémicas dependen de estas condiciones y de las rocas como refugio, lugar de caza o escondite de depredadores.

Como señalan investigadores del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, el impacto es especialmente preocupante en áreas áridas, donde estas condiciones microclimáticas son primordiales. Al apilar las piedras, se exponen amplias zonas del terreno y se altera drásticamente este delicado equilibrio. Esto no solo destruye hogares, sino que también puede cambiar la dinámica entre depredadores y presas, dejando a muchas especies vulnerables.

Casos concretos ya evidencian el daño. En la isla de Madeira, la construcción de estos montículos amenaza especies endémicas como el musgo Riccia atlantica, en peligro crítico. Las lagartijas endémicas de Madeira (Teira dugesii) o las de Baleares (Podarcis lilfordi y Podarcis pytiusensis) dependen de estas rocas para su supervivencia. Moverlas, quitarlas o romperlas desencadena un desequilibrio con efectos en cadena.

¿Moda o atentado? La urgencia de una conciencia viajera

La práctica de apilar piedras se disfraza a menudo de inocencia o desconocimiento, pero sus efectos son devastadores. Se han encontrado apachetas "modernas" en lugares tan protegidos como el Parque Nacional del Teide (Tenerife) y el de Cabrera (Islas Baleares), o en áreas naturales como Sa Dragonera y Ses Salines, también en Baleares.

Los investigadores son claros: esta "moda banal e importada de otras culturas constituye un grave atentado al medio ambiente y al paisaje de las áreas naturales". No se trata solo de un cambio estético, sino de una intervención directa en ecosistemas frágiles. Las autoridades son instadas a imponer restricciones y a desmantelar las estructuras existentes para no fomentar su propagación.

Como viajeros, nuestra responsabilidad va más allá de disfrutar del paisaje. Implica protegerlo. Antes de dejar tu huella en un destino, pregunta: ¿es este gesto realmente inofensivo? ¿Estoy contribuyendo a la preservación o a la destrucción de un ecosistema que miles de especies llaman hogar? La belleza de la naturaleza reside en su estado más puro y salvaje, no en las intervenciones humanas que, por muy bien intencionadas que parezcan, pueden causar un daño irreparable.

¿Estamos dispuestos a sacrificar la biodiversidad por una foto para las redes sociales o un impulso de dejar nuestra marca?

Santiago

Periodista

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