Mañana o noche: la hora perfecta de la ducha según la ciencia del sueño y los viajes

¿Eres de los que se mete bajo el chorro de agua caliente para despertar la mente antes de explorar una nueva ciudad, o de los que elimina el polvo y los gérmenes antes de hundirse en el confort del hotel?

La ciencia tiene una respuesta que es crucial, especialmente cuando buscamos optimizar el descanso en viajes y combatir el inevitable jet lag. El dilema de la ducha matutina versus nocturna va más allá de la simple limpieza; toca el núcleo de nuestro ritmo circadiano y nuestra exposición microbiana.

Muchos viajeros defienden la ducha nocturna como un acto de higiene: es lógico eliminar el sudor, la contaminación y el polen acumulado antes de entrar en las sábanas de un hotel (que, seamos honestos, rara vez se lavan a diario). La piel, poblada por millones de bacterias, se alimenta de estos residuos, produciendo el ligero olor corporal que nos acompaña al despertar.

Sin embargo, como señalan los expertos, aunque nos acostemos limpios, "seguiremos sudando durante la noche", depositando células cutáneas y humedad que actúan como un festín para los ácaros del polvo y los microbios de la ropa de cama.

Consejo Crucial: Si te duchas por la noche, debes asegurarte de que la limpieza de ropa de cama en hoteles sea rigurosa, pues las bacterias pueden sobrevivir por semanas en almohadas y edredones. Para los alérgicos o asmáticos, un riesgo extra al que el viajero se expone.

La ducha como señal de sueño

Aquí es donde la ducha nocturna gana la partida en el campo del bienestar en viajes. Más allá de la limpieza, el agua caliente es una poderosa herramienta para manipular nuestro reloj biológico.

Un metaanálisis que comparó 13 estudios encontró que tomar una ducha o baño caliente de 10 minutos una o dos horas antes de acostarse acortaba significativamente el tiempo necesario para conciliar el sueño.

Elevar la temperatura corporal intencionalmente (con el agua caliente) y luego experimentar un rápido descenso de la temperatura al salir de la ducha y entrar en la habitación fría actúa como una señal circadiana potente. Es una llamada al cerebro que indica que es hora de liberar melatonina y prepararse para el descanso.

Para el viajero que lucha contra el jet lag, incorporar esta rutina a la hora local de destino es un truco de terapia circadiana invaluable para forzar al cuerpo a adaptarse rápidamente.

Ducharse por la mañana o noche

  • Prioridad Higiene Diurna: Si tu día está lleno de caminatas, transporte público o ambientes urbanos contaminados, la ducha matutina es la mejor opción para eliminar la acumulación microbiana y sudorosa de la noche, empezando el día con la sensación de frescura máxima.

  • Prioridad Sueño y Recuperación: Si tu principal objetivo es combatir el jet lag y asegurarte un descanso profundo tras un largo día de turismo, la ducha nocturna caliente es la estrategia más respaldada por la ciencia.

Si te duchas solo una vez al día, "probablemente no importe a qué hora lo hagas" desde la perspectiva de la salud general. Sin embargo, para el viajero enfocado en el bienestar y la optimización del descanso, la ciencia sugiere que la ducha de la noche es el mejor ritual anti-jet lag y la mejor inversión para un día siguiente lleno de energía.

María Fernanda Valdivez

Licenciada en Comunicación Social, periodista y empresaria visionaria. CEO y fundadora de Shalom Clínica Estética.

Se ha formado en las dos academias más prestigiosas del mundo en estética avanzada, lo que respalda su sólida trayectoria profesional.

Especialista en Micropigmentación, Onicomicosis, Quiropedia, Várices, Dermatología, Ginecoestética y Nutrición, combina sus conocimientos científicos con un enfoque estético de vanguardia. Su habilidad para fusionar la comunicación con el bienestar y salud integral la convierte en una referente en el sector, destacando por ofrecer soluciones personalizadas que reflejan su compromiso con la excelencia y la innovación.

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