¡No son de película! ¿Cómo y por qué se forman las tormentas de arena?

Las tormentas de arena han dejado de ser un fenómeno reservado para escenas de acción en el cine o las novelas postapocalípticas. En 2024 y lo que va de 2025, estos eventos meteorológicos extremos han aumentado en frecuencia e intensidad, afectando incluso a zonas donde antes eran impensables. ¿Estamos preparados para enfrentarlas?

Las tormentas de arena o polvo ocurren cuando fuertes ráfagas de viento levantan grandes cantidades de partículas finas del suelo, provocando una nube espesa que puede reducir la visibilidad a pocos metros, alterar la calidad del aire y generar problemas respiratorios graves. Se producen en climas áridos y semiáridos, pero los patrones están cambiando.

El proceso es simple pero impactante: el suelo seco, la deforestación, la sobreexplotación agrícola y la falta de vegetación exponen grandes extensiones de tierra suelta, que el viento arrastra con facilidad. El calentamiento global, sumado a sequías prolongadas, ha convertido a estas tormentas en un fenómeno global.

¿Dónde ocurren con más frecuencia?

Algunos de los lugares más afectados por tormentas de arena son:

  • Sáhara y Sahel (África): epicentro global, con tormentas gigantes que cruzan el Atlántico y llegan a América Latina.

  • Medio Oriente (Irak, Egipto, Jordania, Irán, Arabia Saudita): eventos cada vez más frecuentes, con ciudades enteras cubiertas de polvo naranja.

  • China y Mongolia: el desierto de Gobi ha provocado tormentas que llegaron hasta Corea del Sur y Japón.

  • Estados Unidos (Arizona, Nuevo México, Texas): las "haboobs", tormentas de arena intensas, son cada vez más comunes en el suroeste.

  • Australia (interior y región de Nueva Gales del Sur): las sequías prolongadas han favorecido tormentas espectaculares en tamaño y alcance.

  • España (Islas Canarias y sureste peninsular): la calima, una versión más suave pero persistente, es consecuencia directa del polvo sahariano.

Sucesos destacados en 2024 y 2025

  • Marzo 2024 – Arabia Saudita: una tormenta de arena paralizó aeropuertos en Riad y provocó más de 500 hospitalizaciones por problemas respiratorios.

  • Abril 2024 – China: Pekín quedó sepultada bajo una nube marrón que obligó al cierre de colegios y alertas rojas por contaminación.

  • Febrero 2025 – Islas Canarias: una intensa calima cubrió los cielos durante una semana, afectando el turismo y cancelando vuelos en Tenerife y Gran Canaria.

  • Mayo 2025 – Texas (EE. UU.): una "haboob" causó apagones masivos y dejó a cientos de conductores atrapados en autopistas.

⚠️ Recomendaciones para viajeros

Si vas a un destino propenso a tormentas de arena, toma en cuenta estos consejos:

  • Consulta el pronóstico: aplicaciones como Windy, AirVisual o servicios meteorológicos nacionales ofrecen alertas de polvo en suspensión.

  • Lleva protección: gafas cerradas, mascarilla N95 o pañuelo húmedo para cubrir nariz y boca.

  • Evita actividades al aire libre: en especial si padeces asma o enfermedades respiratorias.

  • Cierra ventanas y puertas: si estás en un hotel o coche, busca refugio y mantén sellado el espacio.

  • No conduzcas durante la tormenta: la visibilidad se reduce drásticamente; lo más seguro es detenerse en un lugar seguro.

Más allá de las películas: mitos y realidades

Mito 1: “Solo ocurren en el desierto”.
Realidad: El polvo sahariano ha llegado incluso a Europa y América, y ciudades como Madrid o Miami han experimentado cielos anaranjados y mala calidad del aire por partículas en suspensión.

Mito 2: “No son peligrosas, solo molestas”.
Realidad: Pueden causar accidentes de tráfico, problemas respiratorios graves, afectar vuelos y hasta dañar maquinaria y cultivos.

Mito 3: “Se ven venir con tiempo”.
Realidad: Algunas pueden formarse en cuestión de minutos, sobre todo en zonas con vientos inestables y temperaturas extremas.

Mito 4: “Solo ocurren en verano”.
Realidad: Aunque son más comunes en épocas secas, pueden presentarse en cualquier momento si se combinan los factores adecuados.

¿Por qué están aumentando?

El cambio climático es uno de los principales impulsores: la desertificación avanza, las lluvias disminuyen y los suelos pierden su cubierta vegetal. Además, la actividad humana ha exacerbado estos procesos al degradar ecosistemas frágiles. El resultado es una atmósfera más vulnerable a tormentas de arena cada vez más grandes, más frecuentes y más duraderas.

Viajar a destinos áridos o semidesérticos puede ser una experiencia única y fascinante, pero es fundamental hacerlo con responsabilidad y conciencia del entorno. Las tormentas de arena no son ciencia ficción: son fenómenos reales, peligrosos y cada vez más comunes.

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