Santos-Dumont: el brasileño que voló antes que los Wright y cambió la historia de la aviación
No solo fue un pionero de la aviación, sino también un hombre de soluciones prácticas. Su necesidad de conocer la hora sin apartar las manos de los mandos de sus aeronaves lo impulsó a buscar una respuesta ingeniosa, dando como resultado la creación de uno de los primeros relojes de pulsera. Un pequeño detalle con una gran historia detrás.
Alberto Santos-Dumont nació el 20 de julio de 1873 en Cabangu, Minas Gerais, Brasil, y desde muy joven mostró una curiosidad insaciable por la mecánica y la astronomía. Hijo de una acaudalada familia cafetalera, partió a París en 1891 para formarse en química, física y aerostática, instalándose en la capital francesa, epicentro de la innovación de la ‘Belle Époque’.
Pionero del vuelo más ligero que el aire
En 1898 construyó su primer globo esférico: el “Brasil”, y pronto se especializó en dirigibles motorizados.
Su mayor hazaña llegó el 13 de noviembre de 1901, cuando circunnavegó la torre Eiffel en su dirigible No. 6 para ganar el Premio Deutsch, completando 11 km en menos de 30 minutos a 22 km/h. Este vuelo público ante la Aéro-Club de Francia le otorgó fama mundial y demostró la practicidad de los aerostatos motorizados.
El salto al aire más pesado que el aire
Santos-Dumont no se conformó con los dirigibles y diseñó el 14-bis, su biplano de bambú y seda. El 23 de octubre de 1906 logró despegar por sus propios medios y voló unos 60 m a 2–3 m de altura en el Bagatelle Gamefield de París, en presencia de testigos oficiales, marcando el primer vuelo público certificado de un avión.
El 12 de noviembre de ese año amplió la marca a 220 m y 6 m de altura, sentando bases para la aviación moderna.
Un legado que vuela alto
Brasil considera a Santos-Dumont “Padre de la Aviación” y en homenaje le ha dedicado aeropuertos, plazas y monumentos; incluso su nombre engalana un cráter lunar.
En 1976 la Unión Astronómica Internacional bautizó el cráter Santos-Dumont en su honor y, en 1984, fue declarado Patrón de la Fuerza Aérea Brasileña.
Su nombre también figura en el Panteón de la Patria en Brasilia y su estación de partida, el aeropuerto de Río de Janeiro, lleva su nombre desde 1936.
Curiosidades:
Primer “hangar” con puertas corredizas: en 1900 construyó en Saint-Cloud lo que se considera el primer hangar para dirigibles, con un innovador sistema de puertas móviles.
El origen del reloj de pulsera Cartier: para facilitar la lectura en vuelo, en 1904 el joyero Louis Cartier creó para él ‘el Santos’, uno de los primeros relojes de pulsera modernos.
Primera noche en globo: en junio de 1903 llevó a cabo el primer vuelo nocturno de un aerostato en Nueva York, iluminando el cielo con faroles colgantes en su dirigible No. 9.
Revolucionario pacifista: aunque ofreció sus aeronaves al ejército francés en 1914, combatió con uñas y dientes el uso militar del avión y llegó a quemar sus propios planos por desilusión.
Recorrido turístico por sus huellas
Museo Casa de Santos-Dumont (Cabangu, MG): su hogar natal convertido en museo, donde se exponen sus primeras máquinas y correspondencia personal.
Bagatelle Gamefield (París): el célebre prado donde alzó vuelo el 14-bis; hoy, lugar de conmemoraciones y vuelo de réplicas.
Museo aerostático de Petrópolis: su “Casa Encantada” en la Serra Fluminense, con dispositivos ingeniosos como su ducha calentada por alcohol, y su biblioteca de astronomía.
Aeropuerto Santos-Dumont (Río de Janeiro): un punto de llegada obligatorio para todo amante de la aviación que desembarque en Brasil.
Visitar los espacios que marcaron la vida de Santos-Dumont no solo es un viaje histórico, sino una inspiración para todo aquel que sueña con innovar y desafiar los límites. Desde pasear por su Brasil natal hasta pisar el césped donde emergió el 14-bis, cada rincón transmite la pasión de un hombre que quiso hacer de los cielos su hogar – y consiguió hacerlo.