25 años del puente de Öresund: la conexión que cambió Dinamarca y Suecia para siempre
El puente de Öresund, que une Dinamarca y Suecia, celebra su 25 aniversario como símbolo de integración europea, motor económico regional y atractivo turístico, aunque enfrenta retos de movilidad y cohesión cultural.
Inaugurado en el año 2000 tras cinco años de construcción y una inversión de 30.000 millones de coronas danesas (unos 4.300 millones de dólares), el puente de Öresund se ha consolidado como una de las infraestructuras más emblemáticas de Europa. Con 16 kilómetros de carretera y ferrocarril, incluyendo un tramo subterráneo, es el puente combinado más largo de la Unión Europea.
Más allá de su función práctica, el puente se convirtió en un ícono cultural. Su silueta metálica y sus vistas panorámicas inspiraron la serie de televisión “The Bridge”, uno de los dramas escandinavos más reconocidos de la década de 2010.
Impacto económico y social: un motor para Malmö y Copenhague
El Öresund ha transformado profundamente la economía y la movilidad regional. Según datos del Öresundsinstitutet, los desplazamientos transfronterizos aumentaron en más de 400% en 25 años, con un récord de 41.000 viajes diarios en tren en 2024.
La infraestructura ha favorecido el traslado de empresas hacia Malmö: más de 100 compañías, incluidas divisiones del Grupo Ikea e Ikano Bank, instalaron oficinas en la ciudad sueca, generando miles de empleos. Esta dinámica convirtió a Malmö en un hub de tecnología y ciencias de la vida, reforzado por la Universidad de Lund, que reporta un aumento notable en la producción de patentes respecto a Estocolmo o Gotemburgo.
El comercio bilateral también se disparó: un estudio de 2022 reveló que las transacciones entre ambos países en esta región son un 25% mayores de lo que habrían sido sin el puente.
Desafíos actuales: congestión y diferencias culturales
El éxito del puente ha traído consigo nuevos retos. La saturación de los trenes preocupa a los expertos, ya que los modelos de mayor capacidad no llegarán hasta 2030. Además, los flujos de movilidad siguen siendo desiguales: más del 95% de los viajeros se desplazan de Malmö a Copenhague, lo que refleja la mayor concentración de empleo en la capital danesa.
En el plano social, la integración cultural no ha sido tan fluida como se esperaba. Aunque Suecia y Dinamarca comparten raíces nórdicas, las diferencias en los estilos de trabajo han generado fricciones en empresas transfronterizas. Un nuevo acuerdo fiscal vigente desde enero de 2024 busca reducir la carga administrativa de los trabajadores diarios y mejorar la cooperación laboral.
El puente como atractivo turístico
Además de su importancia económica, el puente de Öresund es ya una atracción turística en sí mismo. El trayecto ofrece panorámicas espectaculares del estrecho y conecta dos ciudades con gran riqueza cultural:
Copenhague (Dinamarca): a solo 10 minutos en tren desde el puente, la capital ofrece iconos como la Sirena de Andersen, el histórico parque Tivoli, el Palacio de Amalienborg y el innovador barrio de Nyhavn, con sus casas de colores a orillas del canal.
Malmö (Suecia): del otro lado del estrecho, la ciudad sueca combina tradición e innovación. Destacan su Castillo de Malmöhus, la futurista Turning Torso (el rascacielos retorcido más alto de Escandinavia) y la playa de Ribersborg, con vistas directas al puente. Además, Malmö se ha posicionado como polo gastronómico y tecnológico en el sur de Suecia.
Este valor turístico convierte al puente en una experiencia doble: un viaje en tren de apenas 35 minutos une dos países, dos culturas y dos capitales regionales que se complementan entre historia, modernidad e innovación.
El legado de un cuarto de siglo
A sus 25 años, el puente de Öresund no solo ha redefinido la movilidad en el norte de Europa, sino que se consolidó como ejemplo de integración regional, potenciando el turismo, la innovación y el comercio. Sin embargo, sus próximos desafíos serán garantizar una movilidad sostenible, equilibrar los flujos laborales y profundizar en la cohesión cultural entre daneses y suecos.
El futuro del puente dependerá de cómo logre seguir conectando no solo territorios, sino también personas y oportunidades.