Del oro al hollín: El incendio que devastó el tesoro romano de Las Médulas

Foto: Yéssica Salazar

El devastador incendio que ha arrasado Las Médulas, en León, no solo deja tras de sí un paisaje calcinado, sino que también pone en peligro un tesoro histórico y cultural, recordándonos la vulnerabilidad del patrimonio frente a la crisis climática.

Cuando el fuego devora un paisaje, el daño va mucho más allá de la pérdida de árboles y hogares. El incendio que ha afectado a las minas romanas de Las Médulas, en la provincia de León, es un trágico ejemplo de cómo los eventos climáticos extremos, como los incendios de "sexta generación", ponen en riesgo nuestro patrimonio histórico y cultural.

Este icónico paisaje, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ha visto sus centenarios castaños ennegrecidos por las llamas, dejando una huella de hollín en lo que fue una de las principales explotaciones de oro del Imperio Romano.

Daños ocultos: más allá de las llamas

El impacto del fuego en monumentos y yacimientos no es tan obvio como la destrucción de un bosque. A menudo, se piensa que la piedra es inmune, pero los expertos advierten de los daños invisibles. Las altas temperaturas, la ceniza y los vapores pueden debilitar la estructura porosa de las rocas, causando su posterior deterioro y, en casos extremos, su destrucción.

Foto: Yéssica Salazar

Este tipo de vulnerabilidad se extiende a otros destinos históricos en España. Un informe reciente del CSIC alerta sobre la fragilidad de lugares como los yacimientos de Atapuerca o ciudades Patrimonio de la Humanidad como Santiago de Compostela y Granada, que enfrentan amenazas no solo por los incendios, sino también por el aumento de oscilaciones térmicas extremas y la despoblación rural, que dificulta una respuesta rápida ante las emergencias.

Foto: Yéssica Salazar

Del paisaje al alma: el valor inmaterial perdido

El incendio de Las Médulas no solo ha dejado daños físicos, sino que también ha borrado parte de un patrimonio inmaterial invaluable. El paisaje que ha definido la identidad y las vidas de la comunidad local ha desaparecido. Como señalan los expertos, el horizonte que los habitantes veían al abrir su ventana, un paisaje con el que han convivido desde la infancia, se ha transformado en un sombrío escenario de ceniza.

Foto: Yéssica Salazar

Recuperar este ecosistema será un proceso largo y complicado. Aunque bosques como los de encinas y robles podrían recuperarse relativamente pronto, la restauración de los castaños podría tardar hasta 15 años. Para evitar que la tragedia se repita, los científicos insisten en la importancia de una gestión forestal activa, que no solo incluya la replantación, sino también la prevención y la adopción de un modelo que integre actividades agropecuarias para proteger el territorio de futuros incendios.

Foto: Yéssica Salazar

¿Se puede evitar la próxima tragedia?

La lección de Las Médulas y otros incendios recientes es clara: la prevención es la clave. Es necesario un enfoque integral que combine la adaptación a un clima cambiante con una planificación territorial inteligente. A medida que España se enfrenta a veranos cada vez más calurosos y a una mayor frecuencia de incendios, la protección de sus joyas naturales y culturales se convierte en una prioridad urgente.

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