La rebelión de la orca Gladis que ataca a los veleros en el estrecho de Gibraltar

Desde hace más de dos años se han documentado más de 744 encuentros desde la costa norte de África hasta la Bretaña francesa. Los científicos intentan encontrar una explicación a este fenómeno.

De estos, 239 son avistamientos y 505 son interacciones en las que las orcas responden a la presencia de los barcos, acercándose o, en última instancia, tocándolos.

En ciertos casos se trata de encuentros sin contacto físico, otros casos sin daños, y en última instancia con perjuicio para las embarcaciones, algo que sucede en el 19,9% de los reportes.

El número de estos encuentros aumentó entre 2020 y 2021. Aunque se había mantenido estable a lo largo del último año, en 2023 se contabilizaron un total de 53 contactos, 12 de los cuales provocaron averías graves en las embarcaciones, que tuvieron que ser remolcadas.

Los especialistas buscan explicaciones a estos extraños comportamientos.

Entre los casos reportados hasta la fecha han sido protagonizados por la denominada orca ibérica, de Gibraltar o del Golfo de Cádiz, una pequeña subpoblación de orca (Orcinus orca) que habita generalmente en el estrecho, aunque en realidad se distribuye hasta el Golfo de Vizcaya.

Sus migraciones las realizan durante todo el año a través de toda la costa de la Península Ibérica.

En las redes sociales se ha convertido en un fenómeno viral que protagoniza la orca Gladis, un cetáceo que ha tomado por costumbre atacar y derribar veleros y yates en las costas españolas.

Los medios y conservacionistas le califican de heroína de los mares que arremete contra las embarcaciones de los ricos.

Pero lo más sorprendente es que no existe una sola Gladis, se han registrado alrededor de quince que actúan grupalmente causando destrozos y provocando la angustia de los navegantes del Estrecho de Gibraltar.

No obstante, no todos los episodios pueden ser calificados como ataques. Según explica a National Geographic Alfredo López, biólogo de la Coordinadora de Estudios marinos y miembro del Grupo de Trabajo Orca Atlántica (GTOA) los casos se clasifican como avistamientos e interacciones.

Durante los avistamientos, las orcas se encuentran generalmente lejos, mientras que en los casos de interacciones pueden ser con o sin contacto físico, y sólo en algunas ocasiones causan daños que llegan a ser tan graves que impiden la navegación.

El experto, señala que “es muy común que los delfínidos interaccionen con los barcos y se acerquen a ellos. Antes de 2020 las orcas lo hacían con frecuencia y nadie calificó como ataques. Ahora, algunas veces impactan contra los barcos, con lo que se califica injustamente de ataque. Se las juzga socialmente antes de entender lo que hacen”.

Según un artículo publicado en la revista Marine Mammal Science, en los encuentros participan generalmente nueve ballenas en dos grupos: un trío, a veces un cuarteto, de juveniles; y un grupo de edad mixta liderado por una hembra madura llamada White Gladis. Dado que Gladis era la única hembra madura implicada, los autores del artículo especularon con la posibilidad de que hubiera sufrido un accidente con un barco y hubiera adoptado un comportamiento retributivo, que fue copiado por las ballenas más jóvenes.

“Cuando empezó a ocurrir, pensé que tal vez una hembra o su cría habían sido heridas por la hélice o el timón de un barco, porque siempre parecen ir a por el timón. Y todo en veleros”, señala Dan Olsen, biólogo de campo de la Sociedad Oceánica del Golfo Norte, en Alaska.

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