30 conciertos: Bad Bunny impulsa un boom turístico sin precedentes en Puerto Rico
Con 30 funciones en San Juan hasta septiembre, Bad Bunny rinde tributo a su isla natal y dinamiza la economía local con más de 200.000 visitantes esperados y un impacto proyectado superior a los 200 millones de dólares.
Este verano, San Juan no solo es sol, playa y ron: se ha convertido en el epicentro de una experiencia cultural sin precedentes gracias a Bad Bunny. El artista puertorriqueño, uno de los más escuchados del mundo, ha iniciado este 12 de julio una ambiciosa residencia de 30 conciertos en el Coliseo José Miguel Agrelot —el famoso "Choliseo"— para presentar su más reciente álbum “Nadie Sabe Lo Que Va a Pasar Mañana” (también conocido como "Debí Tirar Más Fotos"), inspirado directamente en su tierra.
El proyecto, titulado “No Me Quiero Ir de Aquí”, es mucho más que una serie de conciertos: es un homenaje a la identidad cultural puertorriqueña, reflejada en un disco que fusiona salsa, merengue, bachata y música jíbara. Para Bad Bunny y su equipo, era impensable iniciar una gira mundial sin antes presentarlo a su gente.
Un evento sin precedentes con impacto global
El fenómeno es inédito: más de 400.000 entradas vendidas, 75% en las primeras cuatro horas, y una ocupación hotelera disparada en temporada baja. Se estima que la residencia atraerá a más de 200.000 visitantes, con un impacto económico que podría superar los 200 millones de dólares, según cifras de Discover Puerto Rico. Solo en el sector hotelero ya se han registrado más de 37.000 noches reservadas, y los alquileres a corto plazo en San Juan muestran un crecimiento del 200% para septiembre.
El equipo del artista, en colaboración con la empresa Vibee y la propia organización de turismo del país, ha diseñado paquetes especiales para los asistentes: hospedaje con acceso a playas, spas, fiestas privadas y regalos de edición limitada. Toda la experiencia está pensada para celebrar la cultura puertorriqueña y proyectarla internacionalmente.
Un escaparate para el turismo y las industrias creativas
Más allá de los conciertos, este acontecimiento marca un punto de inflexión para el turismo en Puerto Rico. Por primera vez, el archipiélago se posiciona como destino potencial para residencias musicales de alto nivel, al estilo de Las Vegas. Además, ha servido para activar sectores poco acostumbrados a trabajar con eventos de esta magnitud, como la producción, el diseño de experiencias turísticas y la formación de una nueva fuerza laboral especializada.
Se estima que unas mil personas han sido contratadas localmente para la producción de los shows, mientras que la oferta gastronómica y cultural se adapta a la ocasión: desde puestos tradicionales con bacalaítos y empanadillas en el Choliseo, hasta rutas turísticas con temáticas de salsa, ron y raíces caribeñas.
Rescatando la esencia local
En un gesto significativo, nueve de los conciertos fueron reservados para residentes puertorriqueños, con venta de entradas presencial en varios puntos de la isla. Este esfuerzo, además de democratizar el acceso, refuerza el compromiso del artista con su comunidad.
El evento también pone a prueba la infraestructura turística y urbana de San Juan. En plena temporada de huracanes, el aumento masivo de visitantes supone desafíos logísticos y de movilidad. Sin embargo, si la experiencia es positiva, Puerto Rico podría consolidarse como un referente para grandes espectáculos culturales en el Caribe.
Con esta residencia, Benito Martínez Ocasio no solo celebra su éxito global, sino que convierte su carrera en una herramienta para revitalizar el turismo, revalorizar la identidad boricua y demostrar que, a veces, el mejor lugar para empezar una gira... es en casa.