El legado oscuro de Drácula: castillos, leyendas y destinos para celebrar su día mundial

Cada 26 de mayo se conmemora el Día Mundial de Drácula, una fecha que celebra al icónico vampiro de la literatura y el cine. Desde las montañas de Transilvania hasta las ruinas góticas del Reino Unido, el mito sigue latiendo en escenarios reales que inspiran a miles de viajeros sedientos de historia, misterio y oscuridad.

Drácula no solo es un personaje de ficción. Es también un fenómeno cultural que traspasó las páginas de una novela para convertirse en un símbolo global del terror gótico.

El escritor irlandés Bram Stoker publicó la obra en 1897 sin imaginar que su conde vampírico, inspirado en relatos populares y en la figura histórica de Vlad Tepes, acabaría alimentando durante más de un siglo un turismo sediento de mitos, castillos y supersticiones.

Aunque Stoker jamás visitó Transilvania, su descripción del castillo de Drácula, enclavado en los Montes Cárpatos, activó la imaginación colectiva y posicionó a esta región rumana como epicentro del turismo vampírico.

Transilvania:

Rumanía ha sabido capitalizar el interés por su más célebre "habitante". El Castillo de Bran, cerca de Brașov, se promociona como la morada del conde Drácula, aunque su vínculo con Vlad Tepes —conocido como "el Empalador"— es más simbólico que real. No obstante, su silueta medieval y sus corredores sombríos ofrecen una experiencia envolvente para quienes buscan recorrer los escenarios del mito.

Otros enclaves importantes son Sighișoara, la ciudad natal de Vlad, donde aún se conserva la casa donde nació, y Poenari, la auténtica fortaleza del príncipe valaco, encaramada en lo alto de una montaña tras 1.480 escalones.

Whitby: el puerto donde desembarcó el terror

Pocos lugares han sabido unir literatura y paisaje como Whitby, en la costa este de Inglaterra. Aquí llegó Drácula en forma de perro negro, según la novela de Stoker. La Abadía de Whitby, en ruinas y envuelta por la niebla del mar del Norte, sirvió de inspiración para una de las escenas más memorables del libro.

Hoy es un punto de peregrinación para lectores, góticos y fans del cine de horror. Cada año se celebra el Whitby Goth Weekend, una cita que mezcla estética oscura, conciertos y teatralización del mito vampírico.

@bbcnews Whitby Goth Weekend is celebrating its 30th anniversary this year - but how did it all start? #whitby #WhitbyGothWeekend #WhitbyAbbey #Goth #Dracula #BramStoker #Halloween #BBCNews ♬ original sound - BBC News

Dublín: tras los pasos del autor

La capital irlandesa también rinde tributo a su célebre escritor. El Bram Stoker Festival, celebrado a finales de octubre, combina literatura, arte contemporáneo, teatro y rutas temáticas.

En el corazón de Dublín, el Museo del Vampiro ofrece una experiencia multisensorial que narra la evolución de las criaturas nocturnas en la cultura europea.

Otras rutas del terror

El impacto de Drácula ha trascendido fronteras. En Alemania, el castillo de Frankenstein, aunque ajeno a los vampiros, se integra en rutas del terror junto a leyendas similares. En EE. UU., lugares como Salem (Massachusetts) adaptan sus celebraciones oscuras para incorporar al Conde entre brujas y espectros.

@albert_robles El famoso castillo de Drácula... 🧛‍♂️ visto en mil pelis, ¡existe! Se llama Castillo de Bran y está en el corazón de Transilvania, Rumania 🇷🇴 Pasillos estrechos, armaduras antiguas, vistas brutales y una vibra misteriosa que te pone la piel de gallina 👻 ¿Leyenda o realidad? Tú decides... pero de que impresiona, impresiona! #brancastle #draculacastle #transilvania #romania #travelreels @România🇷🇴 @Romania @🇹🇩ROMÂNIA FRUMOASĂ🇹🇩 ♬ ICARUS - Orchestral Version - Tony Ann

El mito que nunca muere

El Día Mundial de Drácula no es solo una fecha simbólica. Es un recordatorio de cómo la ficción puede marcar la identidad de regiones enteras, alimentar la economía turística y mantener vivo un imaginario colectivo. El mito de Drácula conecta literatura, historia y turismo de una forma única, donde cada castillo y cada ruina se convierte en un escenario para explorar nuestros propios miedos… y fascinaciones.

Para muchos, viajar tras los pasos del conde es más que una experiencia turística: es sumergirse en un relato que aún hoy —más de un siglo después— sigue escribiéndose. A la luz de la luna. Y con una copa (de vino tinto) en la mano.

Santiago

Periodista

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