Récord polémico en el Everest: exsoldados británicos alcanzan la cima en menos de cinco días sin aclimatarse

Cuatro exmilitares británicos, acompañados por un ministro del gobierno del Reino Unido, escalaron el Everest en apenas cuatro días y 18 horas sin aclimatarse en el Himalaya, desatando un debate en la comunidad del montañismo internacional.

En una hazaña que ha generado tanto admiración como controversia, un grupo de exsoldados de las fuerzas especiales del Reino Unido logró alcanzar la cima del monte Everest, el punto más alto del planeta con 8.849 metros, en menos de cinco días. Lo hicieron sin el habitual y riguroso proceso de aclimatación en el terreno, lo que ha sacudido las bases del alpinismo tradicional.

El ascenso se realizó como parte de una expedición de alta velocidad en la que el equipo utilizó una innovadora estrategia: un programa de preaclimatación de tres meses en Europa, que incluyó dormir durante semanas en tiendas hipóxicas —estructuras diseñadas para simular condiciones de gran altitud reduciendo el nivel de oxígeno—, además de la inhalación de gas xenón en una clínica especializada antes del viaje. Esta combinación les permitió viajar directamente al campamento base del Everest desde Katmandú y comenzar la escalada de inmediato.

Durante la expedición, el grupo utilizó oxígeno suplementario, tal como lo hacen la mayoría de los escaladores en el Himalaya. No obstante, evitaron completamente los habituales ascensos y descensos entre los distintos campamentos que permiten al cuerpo adaptarse de manera natural a la hipoxia. A esa altitud, el oxígeno disponible es apenas un tercio del que se encuentra a nivel del mar, una situación extrema conocida como la "zona de la muerte", donde cada paso requiere un esfuerzo sobrehumano.

El uso del gas xenón ha sido señalado como uno de los factores clave del éxito, ya que algunos investigadores creen que estimula la producción de eritropoyetina, una proteína que mejora la oxigenación en el cuerpo. Sin embargo, su eficacia no está científicamente comprobada y su aplicación en el montañismo genera preocupación entre expertos, quienes advierten sobre sus posibles riesgos y sobre el precedente que podría sentar esta práctica.

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Aunque esta expedición ha sido la más rápida en alcanzar la cima del Everest sin aclimatación previa en la región, no es el récord absoluto de velocidad. El ascenso más rápido sigue siendo el del sherpa Lhakpa Gelu, quien completó la subida desde el campamento base hasta la cumbre en apenas 10 horas y 56 minutos en 2003, tras semanas de aclimatación convencional.

Desde el punto de vista del turismo de montaña, el logro podría transformar profundamente la industria. Las expediciones tradicionales al Everest suelen durar entre seis y ocho semanas, generando un impacto económico significativo en las comunidades locales y operadores de Nepal. Si este nuevo enfoque se populariza, podría reducir drásticamente el tiempo que los visitantes pasan en el país, afectando a cientos de guías, porteadores y negocios asociados a la actividad.

A día de hoy, más de 6.000 personas han alcanzado la cima del Everest desde que Edmund Hillary y Tenzing Norgay lo hicieran por primera vez en 1953. La ruta más frecuentada, por la vertiente sur desde Nepal, ha sido también escenario de numerosas tragedias. Se calcula que más de 300 personas han perdido la vida en el intento, muchas de ellas debido a la falta de aclimatación o al agotamiento extremo.

El debate sobre los límites éticos y fisiológicos en la montaña está más vivo que nunca. Mientras algunos defienden la innovación como parte del avance humano, otros temen que se banalice un proceso vital para garantizar la seguridad en uno de los entornos más hostiles del planeta. Por ahora, las autoridades nepalíes han comenzado a revisar el caso, mientras el mundo del montañismo observa con atención cómo este nuevo modelo podría reconfigurar el futuro del alpinismo de altura.

Elmer Pérez

Periodista y especialista en viajes. Corresponsal de televisión y redactor de contenido.

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