¡No te caigas de la góndola! Lo que nadie te cuenta sobre este paseo veneciano y las anécdotas más surrealistas que esconden sus canales

Venecia. Ah, Venecia. La ciudad de los canales, los puentes y, por supuesto, las icónicas góndolas. Si estás planeando un viaje a la perla del Adriático, subirte a una de estas elegantes embarcaciones es más que una recomendación, ¡es casi una obligación divina! Pero antes de que te lances de cabeza a esta aventura acuática, déjame darte algunos consejos de un viejo lobo de mar (o al menos, de alguien que ha visto unas cuantas góndolas).

Las góndolas son mucho más que un bote. Son una obra de arte, un símbolo y, a veces, el escenario de las historias más extrañas.

¿Sabías que una góndola no es simétrica? El lado izquierdo es más largo que el derecho. Esto no es un error de construcción, ¡es para que el gondolero pueda remar con facilidad con un solo remo y la góndola no gire en círculos! Es pura ingeniería naval ancestral.

El "ferro" o peine de la góndola: Esa pieza de metal en la proa, con sus seis "dientes", tiene un significado. Representan los seis sestieri (barrios) de Venecia. El "diente" que apunta hacia atrás simboliza la isla de la Giudecca, y la forma de la parte superior, el sombrero del Dux. ¡Es una oda a la geografía veneciana!

Los gondoleros: una hermandad milenaria: Ser gondolero es una tradición que se pasa de generación en generación. No cualquiera puede serlo; se requiere un examen riguroso y una licencia muy difícil de conseguir.

Los casos más extraños y divertidos en góndola

Se dice que los canales de Venecia han sido testigos de cosas verdaderamente insólitas. Desde propuestas de matrimonio épicas (y algunas que terminaron en "no") hasta escenas de películas improvisadas.

  • El caso del "gondolero-cantante de ópera frustrado": Se cuenta la historia de un gondolero que, al ver a unos turistas demasiado serios, decidió cantarles una ópera completa (y bastante dramática) sobre la historia de su abuela, con todos los agudos y graves posibles. Los turistas, entre risas y asombro, no supieron si darle propina o un contrato discográfico.

  • La góndola "escapista": Una vez, un grupo de turistas particularmente revoltosos, se puso a mecer la góndola de tal manera que el gondolero (por un segundo) temió por su vida. La góndola se desprendió de su amarre y se fue a la deriva por un canal lateral, ¡con los turistas aún a bordo! Por suerte, el gondolero logró recuperar el control, pero la anécdota quedó para el recuerdo.

  • La "pizza-góndola delivery": No es algo oficial, pero se dice que algunos gondoleros, ante el pedido desesperado de unos clientes con hambre canina, han hecho paradas "estratégicas" en pizzerías o bares con acceso al canal para que los turistas pudieran pedir algo para llevar y disfrutarlo en el agua. ¡Servicio completo!

  • El reencuentro inesperado: Una pareja que llevaba años sin verse se encontró por pura casualidad en góndolas contiguas en el Gran Canal. La sorpresa fue tal que ambos gondoleros tuvieron que parar sus embarcaciones para que pudieran saludarse en medio del bullicio. ¡Venecia y sus magias!

¡A Negociar, Aventurero! (Pero con estilo veneciano):

Sí, amigo mío, los precios de las góndolas están regulados, pero eso no significa que no puedas sacar tu lado más regateador... con una sonrisa, claro. Infórmate de las tarifas oficiales antes de acercarte al gondolero. Durante el día, suele ser un precio fijo por unos 25-30 minutos, y por la noche, un poquito más. No te dejes engañar por quienes te prometen "el paseo más largo del mundo" por un precio de ganga. ¡Lo importante es disfrutar, no cronometrar!

Consejo: Piensa que estás comprando una entrada para un concierto privado donde el vocalista es un gondolero y el escenario es el Gran Canal. ¡Y nadie dijo que los conciertos fueran baratos!

¿Serenata o silencio? ¡Tú eliges (o intentas)!

Muchos turistas sueñan con una góndola con gondolero cantando "O Sole Mio". La realidad es que no todos los gondoleros son Pavarottis frustrados. Algunos te deleitarán con historias de Venecia, otros te dejarán disfrutar del silencio (que también tiene su encanto). Si de verdad quieres música, pregunta al inicio si ofrecen serenatas, pero prepárate para un coste extra. O, si eres atrevido, ¡canta tú mismo! Quizás el gondolero te acompañe... o te mire raro.

Curiosidad: En el pasado, los gondoleros sí cantaban a menudo. Era parte de su oficio y una forma de comunicación entre ellos. ¡Ahora es un extra!

La ubicación

No todas las "paradas" de góndola son iguales. Las que están cerca de la Plaza de San Marcos suelen ser las más concurridas y, a veces, las menos "auténticas" en cuanto a recorrido. Busca una parada más alejada, en un canal menos transitado, y es probable que disfrutes de un paseo más tranquilo y pintoresco por callejones acuáticos escondidos.

Consejo: Evita la "hora punta" gondolera. No quieres que tu paseo romántico se convierta en un embotellamiento de góndolas donde el único canto que escuches sea el de la frustración de otros turistas.

Vístete para la ocasión (o al menos, no desentones demasiado):

No es necesario ir de gala, pero unas chanclas y una camiseta de "I ❤️ My Dog" quizás no sean lo más adecuado para una foto de postal. Piensa en algo cómodo pero con un toque de elegancia italiana.

Curiosidad: Antiguamente, las góndolas venecianas eran extravagantes y muy adornadas, reflejando el estatus de sus propietarios. La ley las limitó a ser negras para evitar exhibiciones de riqueza excesivas. ¡Menos mal, así no tenemos que preocuparnos por combinar nuestro atuendo con una góndola rosa chillón!

Leire Benavides

Periodista de viajes. Con experiencia en TV y medios digitales.

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