La Catedral de Cuenca se alza sobre la historia árabe con una fachada reconstruida tras un colapso en 1902
Fotos: Yéssica Salazar
Más Allá de las Casas Colgadas, este impresionante templo incorpora vidrieras modernas de Gustavo Torner y Bonifacio Alonso. Además, de desafiar a Toledo y Burgos al ser la Primera de Estilo Francés en Castilla,
Cuenca, esa ciudad esculpida en la roca y suspendida en el aire, es mucho más que sus famosas Casas Colgadas. En el corazón de su casco antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se alza un monumento que encarna siglos de historia, arte y devoción: la Catedral Basílica de Nuestra Señora de Gracia y San Julián, más conocida simplemente como la Catedral de Cuenca.
La historia de la Catedral de Cuenca es tan fascinante como su arquitectura. Tras la conquista de la ciudad a los musulmanes por parte de Alfonso VIII en 1177, se decidió edificar un templo cristiano sobre el solar de la antigua mezquita mayor. La primera piedra se colocó en 1182, marcando el inicio de lo que sería una de las primeras catedrales de estilo gótico en Castilla.
Su diseño inicial, influenciado por el gótico anglonormando traído por la reina Leonor de Plantagenet (esposa de Alfonso VIII), la distingue de otras catedrales españolas. Esto se aprecia en elementos como la doble girola y la cabecera, que recuerdan a construcciones como la Catedral de Poitiers o Canterbury. Un verdadero puente cultural entre la Península Ibérica y las islas británicas, forjado en piedra y fe.
Fotos: Yéssica Salazar
Sus estilos a través de los siglos
Lo que hace a la Catedral de Cuenca particularmente interesante es su evolución a lo largo de los siglos. No es un templo puramente gótico, sino un compendio de estilos que reflejan las épocas y las vicisitudes por las que ha pasado. A lo largo de la Edad Media y el Renacimiento, se añadieron capillas, claustros y elementos decorativos que enriquecieron su fisonomía.
Destaca el Torreón del Ángel, la única de las torres originales que se conserva, y la imponente Fachada de la Plaza Mayor, reconstruida en el siglo XX tras el derrumbe de la anterior. Este colapso en 1902, provocado por el mal estado de las torres originales, dio paso a una intervención que, si bien controvertida, le otorgó una estética neogótica que hoy es parte intrínseca de su identidad. La obra fue encomendada al arquitecto Vicente Lampérez y Romea.
Fotos: Yéssica Salazar
Datos relevantes y tesoros Ocultos
Dimensiones imponentes: La Catedral de Cuenca cuenta con una planta de cruz latina, tres naves, transepto y doble girola. Sus dimensiones son considerables, con una longitud de 120 metros y una altura máxima de 30 metros en la nave central.
Capilla Mayor: Presidida por un impresionante retablo barroco de la Asunción, es el corazón litúrgico del templo.
Capilla de San Julián: Dedicada al patrón de la ciudad, alberga sus restos y es un lugar de profunda devoción para los conquenses.
Vidrieras: A lo largo de los siglos, se han incorporado vidrieras de diferentes épocas. Las más contemporáneas, diseñadas por artistas como Gustavo Torner y Bonifacio Alonso, añaden un toque de vanguardia y color a la luz interior.
Museo Diocesano: Anexo a la Catedral, este museo alberga una valiosa colección de arte sacro, incluyendo piezas de El Greco y una de las custodias procesionales más grandes de España.
Fotos: Yéssica Salazar
Importancia histórica y arquitectónica:
La Catedral de Cuenca es mucho más que un edificio; es un testigo silencioso de la historia de la ciudad y de España. Su temprana adopción del gótico la convierte en un ejemplo pionero de este estilo en la Península Ibérica, influyendo en otras construcciones posteriores. Su evolución arquitectónica, reflejo de las diferentes épocas, la convierte en un verdadero "libro de piedra" donde se puede leer la historia del arte.
Además de su valor artístico, la Catedral ha sido el epicentro de la vida religiosa y social de Cuenca durante siglos. Ha presenciado coronaciones, celebraciones, momentos de alegría y de dolor, y sigue siendo hoy un faro de fe y un punto de referencia para sus habitantes y visitantes.
Fotos: Yéssica Salazar
¿Cuánto cuesta la entrada y cuándo Visitarla?
Para los viajeros interesados en explorar esta joya, la información práctica es clave:
Costo de la entrada: El precio de la entrada general a la Catedral de Cuenca es de aproximadamente 5 euros. Suele haber descuentos para estudiantes, jubilados y grupos. Es recomendable consultar la página web oficial de la Catedral o la Oficina de Turismo de Cuenca para obtener la información más actualizada sobre tarifas y posibles cambios.
Mejores fechas para visitarla: La Catedral de Cuenca es un lugar que se puede disfrutar en cualquier época del año, pero algunas fechas ofrecen una experiencia particularmente enriquecedora:
Primavera (abril-mayo): El clima es agradable, ideal para pasear por el casco antiguo y disfrutar de la luz que entra por las vidrieras. Además, la Semana Santa de Cuenca, declarada de Interés Turístico Internacional, ofrece una experiencia única y conmovedora, con la Catedral como uno de sus escenarios principales.
Otoño (septiembre-octubre): Las temperaturas son suaves y el paisaje circundante se tiñe de colores cálidos, lo que hace que la visita sea muy placentera.
Evitar los meses de verano (julio-agosto) si no se soporta bien el calor, ya que Cuenca puede ser calurosa. Sin embargo, si se visita en verano, las primeras horas de la mañana o las últimas de la tarde son las más recomendables.
La Catedral de Cuenca no es solo un monumento; es una experiencia. Es la oportunidad de caminar por siglos de historia, de admirar la maestría de artesanos de antaño y de sentir la profunda conexión entre el arte, la fe y la identidad de una ciudad.