Silencios urbanos: lugares poco visitados que guardan belleza entre la despoblación

Fotos: Cortesía Red de Patrimonio Histórico de España

En España, más del 35 % de las ciudades medianas (entre 50.000 y 300.000 habitantes) perdieron población entre 2010 y 2020, y lo hizo especialmente el segmento de población activa. Estos lugares, a menudo fuera de los circuitos turísticos tradicionales, conservan historias, arquitectura y paisajes que están “a punto de perderse” si nadie los descubre.

Durante décadas, la migración del campo a la ciudad —y de ciudades medianas a grandes urbes— ha sido una constante en España. Este proceso no solo vacía los pueblos: algunas ciudades intermedias están también perdiendo habitantes, sobre todo jóvenes en edad de trabajar, con efectos socioeconómicos profundos.

Pero para el viajero curioso, estos lugares en declive representan una oportunidad única: descubrir un patrimonio menos explotado, una vida más pausada, paisajes auténticos, comunidad local intacta… y sentir que su visita puede tener un efecto positivo.

Fotos: Cortesía Red de Patrimonio Histórico de España

¿Dónde ocurre?

Algunos ejemplos, regiones y tendencias:

  • Ciudades medianas del interior y norte de España: Galicia, Castilla y León, Asturias, partes de Castilla-La Mancha. Aquí se observa pérdida de población tanto en total como especialmente en población joven y activa.

  • Periferias urbanas vs centros históricos: los centros de grandes ciudades también pierden población, mientras se expanden las periferias. Muchas personas buscan vivienda más asequible, mejor calidad de vida, o se desplazan a suburbios.

  • Municipios pequeños y pueblos: muchos siguen el patrón tradicional de despoblación, envejecimiento, cierre de servicios básicos.

¿Por qué se vacían?

Varios factores estructurales:

  • Éxodo rural: jóvenes emigran en busca de trabajo, educación, servicios de salud, cultura.

  • Envejecimiento poblacional: menos nacimientos, mayor número de personas mayores, lo que reduce la capacidad productiva local y agrava la sostenibilidad de servicios.

  • Déficit de infraestructuras y servicios: transporte, conectividad digital, oferta cultural, ocio, sanitaria, educativa.

  • Atractivos concentrados: las grandes ciudades tiran de inversiones, empleos, nuevas generaciones; muchas regiones periféricas quedan al margen de las oportunidades que se crean.

¿Qué se está haciendo o podría hacerse?

Acciones, iniciativas y posibilidades para frenar (o revertir) la despoblación, y cómo se relacionan con el turismo:

  • Políticas locales de repoblamiento: incentivos fiscales, subvenciones para vivienda, apertura de servicios, mejora de comunicaciones (internet, carreteras).

  • Turismo sostenible como motor local: pequeños alojamientos, turismo rural, rutas culturales menos conocidas, patrimonio natural.

  • Movimientos sociales y comunitarios: recuperación de usos tradicionales, talleres, festivales, gastronomía local, arte, que atraigan visitantes y ayuden a generar empleo.

  • Conectividad y digitalización: teletrabajo, fomento de emprendimientos digitales, plataformas para fomentar llegada de personas que puedan trabajar remotamente.

Viajar a estas ciudades olvidadas: lo que ganas

Para el viajero, estas son algunas de las recompensas al visitar estos lugares:

  • Experiencia auténtica: menos masificación turística, interacciones más humanas, inmersión en tradiciones vivas.

  • Belleza inesperada: paisajes rurales, rutas naturales poco exploradas, arquitectura tradicional, miradores, gastronomía local no sobreexplotada.

  • Conciencia social: al elegir estos destinos contribuyes a su sostenibilidad, visibilidad, y puedes dejar un impacto más positivo (económico, cultural).

Recomendaciones concretas

Algunos destinos, estrategias o rutas que pueden servir para acercarse a estas “ciudades que se olvidan”:

  • Buscar ciudades medianas con pérdida poblacional pero con patrimonio histórico intacto (iglesias, plazas, barrios antiguos).

  • Planificar desplazamientos en transporte público o en coche con encanto, para disfrutar del paisaje en el camino.

  • Privilegiar alojamientos locales: casas rurales, pensiones familiares, pequeños hoteles.

  • Participar en experiencias locales: ferias, mercados, talleres, rutas culturales guiadas con residentes.

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