De leyenda a tradición: el viaje espiritual de la flor de cempasúchil

En México se cultivan más de 30 especies de cempasúchil, pero es su color dorado y su aroma lo que lo convirtió en el símbolo por excelencia del Día de Muertos, una tradición declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Cuenta la leyenda que dos jóvenes enamorados, Xóchitl y Huitzilin, juraron amarse para siempre bajo la mirada del dios del sol, Tonatiuh. Cuando él murió en batalla, ella pidió a los dioses reunirse con su amado. Conmovido, Tonatiuh transformó a la joven en la flor de cempasúchil, y a su amado en colibrí. Desde entonces, cada vez que el colibrí se acerca a los pétalos dorados, los enamorados se reencuentran.

Producción y cultivo: un gigante agrícola

México produce anualmente miles de toneladas de cempasúchil, principalmente en Puebla, Oaxaca, Michoacán y Estado de México.

Tan solo en Puebla, se estima que cada temporada se cosechan más de 15 mil toneladas de esta flor. Sus pétalos no solo se usan en altares: también en infusiones, remedios medicinales y hasta en la cocina tradicional para dar color a bebidas y platillos.

Tradiciones y rituales

Durante el Día de Muertos (1 y 2 de noviembre), el cempasúchil se coloca en ofrendas y cementerios como guía para las almas.

Su color amarillo representa al sol y su aroma se cree que marca el camino para que los difuntos visiten a sus seres queridos.

En pueblos como Mixquic, en la Ciudad de México, y Pátzcuaro, en Michoacán, las calles se iluminan con senderos de pétalos, creando una experiencia visual y espiritual única.

Una experiencia para el viajero

Quienes viajan a México en otoño pueden vivir esta tradición de primera mano: visitar mercados llenos de flores anaranjadas, participar en talleres de elaboración de altares y presenciar rituales ancestrales.

Destinos como San Andrés Mixquic (CDMX), Pátzcuaro (Michoacán) y Xochimilco (CDMX) ofrecen experiencias inmersivas donde el viajero no es solo espectador, sino parte de la celebración.

Aunque es originaria de México, la flor se ha expandido a otros países de Latinoamérica y Asia. En India y Nepal, el cempasúchil es también protagonista de festividades religiosas como el Diwali, donde se utiliza para decorar templos y hogares.

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