Pamplona se despide de San Fermín 2025 tras 204 horas de fiesta, emoción y tradición

Del 6 al 14 de julio, los Sanfermines han convertido a Pamplona en epicentro mundial de cultura, adrenalina y folklore, con encierros, desfiles, música, gigantes y un sinfín de actividades que culminan con el emotivo "Pobre de Mí".

Pocas festividades logran una proyección internacional tan poderosa como los Sanfermines. Cada año, del 6 al 14 de julio, Pamplona se transforma en una ciudad sin descanso, donde la tradición, el riesgo y la alegría colectiva se entrelazan en un espectáculo único. Con sus corredores vestidos de blanco y el icónico pañuelo rojo al cuello, los encierros taurinos por las calles del Casco Viejo capturan la atención del mundo entero. Pero los Sanfermines son mucho más que toros: son gigantes, cabezudos, música a cada paso, cultura viva y una experiencia que trasciende lo turístico.

Origen e historia de una tradición centenaria

El origen de los Sanfermines se remonta a la Edad Media, cuando en Pamplona coincidían tres celebraciones: los actos religiosos en honor a San Fermín (patrón de Navarra), las ferias comerciales y las corridas de toros. En 1591, se decidió unificarlas y trasladarlas al mes de julio. Desde entonces, esta fusión de lo sagrado y lo profano ha evolucionado hasta convertirse en una de las fiestas populares más emblemáticas del mundo.

San Fermín, misionero y primer obispo de Toulouse, es recordado con procesiones y eucaristías que conviven con el bullicio laico y festivo. En 1926, el escritor Ernest Hemingway inmortalizó la fiesta en su novela Fiesta, lo que disparó su fama internacional.

San Fermín 2025: emoción, lluvia y sustos

La edición de 2025 ha estado marcada por grandes momentos de emoción, pero también por incidentes que recordaron la peligrosidad del encierro. Uno de los más intensos fue el del domingo 13 de julio, con toros de la ganadería gaditana La Palmosilla: un encierro de apenas 2 minutos y 24 segundos que dejó ocho heridos, tres de ellos por asta de toro. A pesar del peligro, la pasión por esta tradición se mantiene intacta, como quedó demostrado en la última corrida de Miura, el 14 de julio, que puso el broche de oro a la Feria del Toro.

Más allá de los toros: gigantes, danzas y cultura viva

La riqueza de los Sanfermines está también en su dimensión cultural y familiar. Desde las mañanas con la comparsa de Gigantes y Cabezudos hasta los talleres y actividades infantiles en plazas como Media Luna o Taconera, la ciudad acoge a personas de todas las edades y nacionalidades. Este año, la lluvia frustró la salida de la comparsa el día 12, pero se despidieron con un espectáculo especial el 14, entre dulces, abrazos y nostalgia.

La Kalejira de las Culturas volvió a llenar las calles de música y diversidad, con más de treinta asociaciones participando en un colorido desfile que reivindica la convivencia y el respeto entre culturas.

Un adiós que ya mira al 2026

La última jornada estuvo repleta de actos: danzas tradicionales, jotas, deporte rural, conciertos, fuegos artificiales y actividades para jóvenes. Pero el momento más emotivo llegó a medianoche con el Pobre de Mí, cuando desde el balcón del Ayuntamiento se dio por concluidas las fiestas. Miles de personas, con velas encendidas, entonaron el tradicional canto que anuncia el fin de San Fermín… y el comienzo de la cuenta atrás para la siguiente edición.

Curiosidades que quizás no sabías

  • La canción “Uno de enero, dos de febrero…” es un cántico popular que repasa todo el calendario hasta el 7 de julio, día de San Fermín.

  • El chupinazo, cohete que marca el inicio de las fiestas, es lanzado desde el Ayuntamiento cada 6 de julio al mediodía. La elección del lanzador se hace por votación popular.

  • Aunque los encierros duran apenas 2 a 3 minutos, cada uno es preparado con minuciosa seguridad y cuenta con asistencia médica inmediata.

  • Los “toricos de fuego”, figuras pirotécnicas que corren entre los niños, son otro símbolo nocturno que combina tradición y humor.

  • Hemingway no solo fue testigo, sino un gran amante de la fiesta. Su imagen está presente aún hoy en muchos bares y calles de Pamplona.

San Fermín no es solo una fiesta: es una vivencia, un fenómeno social y cultural que hay que experimentar al menos una vez en la vida. Su mezcla de fervor religioso, adrenalina, arte popular y espíritu festivo hacen de Pamplona, durante nueve intensos días de julio, el corazón palpitante de una de las tradiciones más intensas del mundo.

Anterior
Anterior

La Costa Blanca y la Comunitat Valenciana promocionaron su oferta de golf en el BMW Open de Múnich

Siguiente
Siguiente

Crisis climática global: mientras Europa se derrite, Argentina y Chile se congelan bajo cero